LA SALUD MENTAL ES RIQUEZA, ¿POR QUÉ LA JUVENTUD EUROPEA NO TIENE NINGUNA DE LAS DOS?

El mundo está en llamas. Una pandemia mundial hace estragos. La economía va a cámara lenta. No hay trabajo. Los jóvenes no pueden permitirse independizarse de sus padres o vivir por su cuenta. Leer las noticias es deprimente. No es de extrañar que los problemas de salud mental entre los jóvenes (de 15 a 24 años) se hayan duplicado en sólo un año. Tres de nuestros becarios de Los Verdes/ALE –Marco, Carolina y Timothy, jóvenes de toda la UE- nos cuentan cómo les han afectado el desempleo, la crisis de la vivienda y el cambio climático, y el impacto que ha tenido en su propia salud mental.

Junto a la COVID-19, otra pandemia invisible ha arrasado el mundo desde principios de 2020. Se trata de la crisis sobre la salud mental de los jóvenes. Los jóvenes tienen entre un 30% y un 80% más de probabilidades de sufrir depresión o ansiedad desde que comenzó la pandemia, según un informe de la OCDE.

Las causas de los problemas de salud mental entre los jóvenes son muchas. Y, por supuesto, cada joven tiene sus propias cargas personales. Sin embargo, está claro que nuestra generación se enfrenta a algunos enormes problemas comunes. Nos centraremos en tres temas que afrontan los jóvenes en Europa -la crisis climática, el desempleo y la vivienda- y nos preguntaremos: ¿cómo es enfrentarse a estos problemas como joven en la UE? ¿Y cómo podemos proteger nuestra salud mental?

Mientras lees, ¿por qué no escuchas nuestra lista de reproducción sobre salud mental? Siéntete libre y baila un poco con nosotros sobre estos problemas compartidos

LUCHA POR LA VIVIENDA: ¿CÓMO AFECTA A LA SALUD MENTAL DE LOS JÓVENES?

Carolina photo

Carolina de Madrid, España

Carolina tiene 23 años. Hemos charlado con ella y nos ha contado cómo afecta la lucha por la vivienda a su generación y cómo cree que afecta a la salud mental de los jóvenes.

¿Cómo afecta la crisis de la vivienda en Europa a los jóvenes?

Encontrar una casa es mucho más difícil ahora que en el pasado, sobre todo para los jóvenes. Mientras que nuestros padres o abuelos probablemente ya tenían un trabajo y una casa a nuestra edad, nosotros apenas conseguimos pagar el alquiler cada mes.

He tenido la suerte de vivir en cuatro países: España, Francia, Bélgica y Reino Unido. En todos ellos, he visto cómo mis amigos sufrían el estrés y la incertidumbre de no saber dónde vivirían al mes siguiente. Si encontrarían algo a un precio asequible o si tendrían que recoger sus cosas y volver a casa.

Los altos precios y la rapidez con la que cambia el mercado de la vivienda hacen que sea una verdadera lucha encontrar un lugar barato para vivir. A menudo hay tantos requisitos antes de poder firmar un contrato: tener un contrato de trabajo, encontrar un garante, ahorrar para un depósito… Es una barrera que muchos jóvenes simplemente no podrán cruzar. En Lyon, viví en un alojamiento privado para estudiantes. Aun así, me pidieron el sueldo de mis padres de los dos últimos años y dos avalistas, a pesar de ser una estudiante con una beca Erasmus.

En España, también he visto las diferentes realidades de vivir en grandes ciudades como Barcelona y Madrid. El alquiler medio mensual en estas dos ciudades es un 82% más caro que en el resto del país. Mis amigos que vienen a Madrid desde otras ciudades apenas consiguen encontrar una habitación a un precio asequible, y además tienen que pagar por su educación.

De media, los jóvenes representan entre el 20 y el 30% del total de personas sin hogar en la mayoría de los países europeos. Estas cifras han aumentado en los últimos años y la situación no ha hecho más que empeorar durante la pandemia.

Incluso los más afortunados, que pueden permitirse pagar un alquiler, tienen que destinar más del 50% de su salario a la vivienda. Lo que hace difícil poder llegar a fin de mes. Las prácticas no remuneradas o los bajos salarios sumados al alto coste del alquiler en la mayoría de los países europeos lo convierten en un círculo vicioso.

Los jóvenes estamos atrapados: somos incapaces de firmar un contrato de alquiler por nosotros mismos, incapaces de pagar un alquiler e incapaces de ahorrar para nuestra propia casa.

¿Y si compartimos piso? ¿Es éste el futuro de la vivienda para los jóvenes?

Compartir un piso con otras cinco personas se ha convertido en lo normal para las personas de entre 20 y 30 años. En ciudades como Madrid, Barcelona, París, Ámsterdam o Bruselas, el alquiler medio mensual de un piso ronda los 1000 euros, mientras que el salario medio de los jóvenes en España o Italia es de 1200 euros. No es difícil hacer las cuentas. La única forma de independizarse es compartir piso.

A menudo se habla de compartir piso como una “experiencia enriquecedora” o “vivir en un entorno multicultural”. Y a menudo se le llama co-living. Esta expresión trata de idealizar la situación tan precaria en la que se encuentran tantos jóvenes en toda Europa. Vivir con extraños no es una preferencia personal guay: es nuestra única opción.

¿Qué tiene que ver la crisis de la vivienda con la salud mental?

El coste del alquiler, la angustia de no encontrar un sitio donde vivir o tener que depender del apoyo económico de tus padres son temores compartidos por muchos jóvenes en toda Europa.

La incertidumbre hace que a los jóvenes les resulte casi imposible pensar en tener hijos o comprar una casa sin tener un trabajo estable. Hace que cambien nuestras principales opciones de vida. Puede hacernos sentir atrapados e inútiles. Esta inseguridad sobre el futuro crea un estrés y una preocupación constante sobre lo que pasará después.

Los problemas de vivienda pueden provocar incertidumbre, inseguridad, ansiedad, sensación de incomodidad o depresión. Estos sentimientos también pueden empeorar cualquier condición de salud mental anterior. La mayoría de los jóvenes sin hogar ya tienen problemas de salud mental, lo que hace aún más difícil superar estos obstáculos.

Me gustaría ver una estrategia de salud mental de la UE. Necesitamos un enfoque europeo de la salud mental. Para que, sea cual sea el lugar de Europa en el que te encuentres, los servicios de salud mental sean asequibles y accesibles para todos nosotros. Y, por supuesto, tenemos que garantizar el acceso a viviendas asequibles para todos.

DESEMPLEO: ¿CÓMO AFECTA A LA SALUD MENTAL DE LOS JÓVENES?

Marco Piana

Marco, de Milán, Italia

Marco tiene 26 años. Nos ha contado cómo le ha afectado mentalmente estar en paro y cómo afecta a la salud mental de los jóvenes en general.

Marco, ¿qué sentiste al estar desempleado durante la pandemia?

Tenía 24 años cuando me trasladé de Copenhague a Bruselas, con la esperanza de empezar pronto mi vida laboral.

Tras los primeros días, comprendí que había mucha competencia para conseguir unas prácticas remuneradas relacionadas con mis intereses (Relaciones Internacionales y Cooperación). El mercado laboral estaba saturado. Intenté encontrar un trabajo en un bar, un restaurante o una tienda para poder pagar mis facturas. Pero, por desgracia, en dos semanas todo había cerrado.

Así que rebajé mis expectativas y simplemente esperé encontrar cualquier fuente de ingresos lo antes posible. Continué con cientos de solicitudes y posteriores rechazos. Siempre empezaban diciendo: “A pesar de que su perfil es altamente cualificado para el puesto, en esta ocasión hemos decidido no seguir con su solicitud”. O también: “Le escribo para comunicarle que no ha sido seleccionado para una entrevista, pero estamos seguros de que encontrará algo más en el futuro, teniendo en cuenta su brillante perfil”. Pero mi perfil no era suficiente. Necesitaba experiencia laboral antes de conseguir experiencia laboral.

Me pasé meses en una situación precaria, tanto mental como económicamente. Las restricciones de COVID y el confinamiento tuvieron un impacto negativo aún mayor en mi día a día. Al cabo de seis meses, casi había llegado al límite. Finalmente, me vi obligado a volver a casa, a Italia, durante unos meses, lo que me hizo sentir aún peor. Pensé que había perdido la batalla para conseguir un trabajo.

¿Cómo ha afectado la pandemia del COVID-19 y el desempleo a los jóvenes?

Al final, decidí renunciar a un trabajo remunerado y decidí empezar unas prácticas no remuneradas para seguir impulsando mi CV (cosa que conseguí) y por lo menos así sentir que estaba haciendo algo.

Tengo la suerte de que mi familia pudo apoyarme de una u otra manera. Pero, a pesar de los diversos trabajos a tiempo parcial que tuve, siempre he dependido de alguien. Más de una vez sentí que me quitaban mi propia dignidad. Ese sentimiento de incapacidad me hizo dudar de mis habilidades, dudar de las decisiones que había tomado y de perder la confianza en el sistema laboral.

¿Has tenido una experiencia similar en los últimos dos años? No estás solo.
Según un estudio de Eurostat, en 2020 había casi 14 millones de adultos jóvenes (de 20 a 34 años) que no tenían empleo y tampoco estaban en proceso de educación y formación.

Un estudio reciente del Parlamento Europeo mostró que los jóvenes se vieron especialmente afectados por la crisis del COVID-19 en términos de empleo y salud mental, por las siguientes razones:

  • la pandemia afectó más al sector de la hostelería, que emplea a muchos estudiantes que no podían permitirse perder su única fuente de ingresos
  • muchos empresarios son reacios a contratar a jóvenes por falta de experiencia, pero no se puede adquirir experiencia sin conseguir un trabajo. Esto crea una situación imposible para los jóvenes que intentan encontrar trabajo al terminar sus estudios.
  • Los jóvenes son más propensos a firmar contratos temporales, ya que fueron los primeros en terminarse durante la pandemia de COVID-19, y por tanto los más precarios.

Otro estudio a escala europea reveló que el bienestar mental ha alcanzado su nivel más bajo en todos los grupos de edad desde el comienzo de la pandemia, hace más de dos años. Los jóvenes han experimentado más soledad, depresión y aislamiento social que cualquier otro grupo de edad.

¿Qué se está haciendo para combatir el desempleo y la salud mental de los jóvenes en la UE?

2022 es el Año Europeo de la Juventud, cuyo objetivo es poner de manifiesto la importancia de dar voz a los retos que tiene que afrontar nuestra juventud. Los Estados miembros de la UE han presentado sus planes para mejorar el nivel de vida general de los jóvenes en la Unión Europea, tras la pandemia del COVID-19.Kim Van Sparrentak, una de los eurodiputadas más jóvenes del Grupo de los Verdes/ALE, abordó esta cuestión el pasado mes de febrero con un brillante discurso en el debate del Parlamento Europeo, “Una juventud, una Europa”.

El Grupo de los Verdes/ALE trabaja codo con codo con FYEG (la organización que agrupa a los Jóvenes Verdes en Europa). Juntos, estamos haciendo campaña por la prohibición de las prácticas no remuneradas y por un estándar mínimo de derechos para las condiciones de trabajo de los jóvenes.

Para mí, este sería el primer paso práctico para llenar un vacío que demasiados jóvenes tienen que sufrir antes de poder obtener unos ingresos decentes y dignos y comenzar la transición a la edad adulta.

ANSIEDAD CLIMÁTICA: ¿CÓMO AFECTA EL CAMBIO CLIMÁTICO A LA SALUD MENTAL DE LOS JÓVENES?

Tim Cullen

Timothy, de Tréveris, Alemania

Timothy tiene 26 años y tiene nacionalidad escocesa y alemana. Juntos hablamos de cómo el cambio climático afecta a la salud mental de los jóvenes y aumenta su ansiedad.

¿Qué es exactamente la ansiedad climática?

La ansiedad climática es una forma de malestar psicológico por la amenaza que supone la crisis climática. Es un fenómeno relativamente nuevo, pero sus efectos están muy extendidos. Un estudio reciente realizado en Alemania mostró que el 55% de los jóvenes estaban preocupados por el impacto del cambio climático en su bienestar.

Como jóvenes, tendemos a experimentar la ansiedad climática con mayor intensidad, ya que somos la generación que soportará las consecuencias de un planeta que se calienta. La ansiedad climática entre los jóvenes se atribuye a menudo a un sentimiento de impotencia que surge cuando los gobiernos hacen muy poco por detener el cambio climático.

Ahora hemos llegado a un periodo en el que estamos viendo las consecuencias del cambio climático desplegarse ante nuestros ojos. Todos hemos sido testigos o incluso nos hemos visto personalmente afectados por catástrofes naturales como incendios forestales, sequías e inundaciones. El cambio climático tiene una sensación de inevitabilidad. Se está haciendo demasiado poco y demasiado tarde. La ansiedad por el clima se ha disparado entre los jóvenes, que temen por su propio futuro y el del planeta.

Esta ansiedad también se ve alimentada por el reciente informe del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático), que nos dice que estos desastres climáticos empeorarán si los gobiernos no empiezan a actuar ahora. La inacción ante el cambio climático significa inacción en la protección de la salud mental de los jóvenes.

Timothy, ¿puedes decirnos qué significa para ti la ansiedad climática?

La ansiedad climática es para mí una experiencia profundamente personal. El año pasado fui testigo de la devastación causada por graves inundaciones cerca de mi ciudad natal, Tréveris, en el oeste de Alemania. Más de 200 personas perdieron la vida en Europa a causa de las inundaciones.

Recuerdo bien las emociones de aquel verano. Me sentí triste e impotente al ver las noticias. Era la misma sensación de impotencia que experimenté durante el pico de la pandemia del COVID-19. Sólo que esta vez, la catástrofe fue muy cerca de casa.

Mi temor hoy es que este tipo de acontecimientos se repitan una y otra vez. Es una triste realidad. Especialmente, porque la ansiedad por el clima no parece algo con lo que los jóvenes deban lidiar. Como joven, no debería tener que preocuparme por la ignorancia y la inacción de los gobiernos en la lucha contra el cambio climático. La ansiedad climática es una carga innecesaria sobre las espaldas de los jóvenes.

¿Qué podemos hacer contra la ansiedad climática?

En primer lugar, necesitamos más servicios de salud mental asequibles y accesibles.

Si los gobiernos quieren demostrar que se toman en serio la ansiedad climática, deberían hacer todo lo que esté en su mano para mejorar la atención a la salud mental. Esto también incluye una mayor financiación para la investigación de los problemas de salud mental.

Afortunadamente, he visto que a pesar de todos los obstáculos, nuestra generación es resistente. Tras dos años de ausencia, hemos visto cómo los activistas del clima volvían a las calles para la primera huelga climática mundial desde la pandemia.

Lo que he descubierto es que asistir a una manifestación me hace superar las muchas emociones negativas que asocio con el cambio climático. Me siento empoderado y encuentro un sentido de pertenencia, ya que veo que mi generación está luchando juntos. Me ayuda a tranquilizarme un poco.

En última instancia, sin embargo, la única manera de eliminar la ansiedad climática como una de las raíces de los problemas de salud mental es mitigar el cambio climático. Necesitamos una acción climática clara y la necesitamos ahora. (Lee cómo los Verdes/ALE han estado presionando para que se tomen medidas climáticas en la UE).

Debemos mantener la presión. Por ahora, nuestra herramienta más poderosa para hacer que los responsables de la toma de decisiones rindan cuentas es llevar la lucha por la justicia climática a las calles. Debemos exigir a los políticos que actúen ahora, no sólo por nuestra salud mental, sino por un futuro digno en nuestro hermoso planeta.

¿A DÓNDE VAMOS A PARTIR DE AQUÍ?

La mayoría de nosotros tendrá un problema de salud mental en algún momento de su vida. Todos los jóvenes que necesitan servicios de terapia merecen tener acceso a opciones terapéuticas adecuadas, independientemente de su situación económica.

Necesitamos una estrategia de salud mental en la UE. Necesitamos servicios de salud mental asequibles y accesibles para todos. Y especialmente para los más pobres, para los inmigrantes y para los más vulnerables.

Para solucionar la crisis de salud mental de los jóvenes, necesitamos

Somos conscientes de que no hay una rápida solución para estos problemas tan grandes como son el desempleo, la vivienda y la crisis climática. Sin embargo, nuestras historias demuestran que los problemas de salud mental de los jóvenes deben tomarse en serio. Estamos cansados de la pandemia del COVID-19. Estamos cansados de la pandemia de la salud mental.

Está claro que nos encontramos en una encrucijada. Los gobiernos de la UE o siguen ignorando las causas fundamentales de la salud mental o empiezan a actuar. Esperamos que nuestras historias os hayan hecho reflexionar.

¡Ahora queremos conocer tu opinión!


¿Cuál ha sido tu experiencia con la salud mental durante la pandemia? ¿Tienes ansiedad climática? ¿Qué opinas de la guerra en Ucrania?

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